"Las existencias menores"


Hemos lanzado un señuelo, porque no siempre se lee ni siempre se leerá desde el cerebro, desde la inteletualidad ni desde la intelectividad. Hay textos -como hay también tantas otras cosas- que vibran en superficies inéditas. Ritmos, escalofríos, olores, espasmos... Se trata de experiencias que generan sus propias superficies de inscripción y de resonancia. Su propio Umwelt. Hemos intuido que era momento de propiciar una experiencia tomando como excusa este texto breve pero profundísimo. Nos ha llegado la sugerencia, la inquietud, la urgencia de leerlo "desde otros lugares", con otras pretensiones -más sonrientes, más afectivas-; nos hemos transconvocado para "producir una disponibilidad" difícil de asir en cualquier caso. Acá la misiva primera:


<<Damos y Caballeras,

Henos acá E, M, L, P, M, M y mi mismsísima persona. Hemos de considerarnos una sección privilegiada de una élite de élites. El azar, el amor, la amistad, las resonancias roncas que se gestan en la garganta y no caben en palabras nos han sabido juntar alrededor de una mesa que sólo habrá de existir cuando cada une de nosotres ocupe su silla.

En el principio todo era oscuridad, y entonces E trazó una línea fugaz que partía de un libro y se aceleraba hasta convertirse en una experiencia. Esa línea es la que nos arrastra hasta y desde acá... Es esta línea la que se ha convertido en excusa (y también, como siempre, en exclusa) para inventarnos formas de juntura y movimiento...

Con ella entonces preparamos una invitación, un anzuelo, una misiva que convoca no sus intelectos, no sus cerebros ni sus bibliotecas simbólicas (o físicas, tampoco), o no principalmente. Se trata de un señuelo que apunta, precisamente, al quiasmo del que habla Merleau-Ponty, a la piel (tanto se ha dicho después que otro conocido hubiese conjurado "no hay nada más profundo que la piel", ahora nos sentimos interpelados a hacer de eso una experiencia compartida), a lo que hace erizar los poros, a la nuca recorrida por un rayo eléctrico, al tórax partido en dos por un frío intenso. Allí, en esas superficies se hunde este llamado tribal.

A pesar de todo, se trata de un libro, "Las existencias menores", escrito por un autor, David Lapoujade. Se trata de un libro que trata sobre otro libro. Un libro que muestra que escribir y leer son actividades indiscernibles, inseparables, indistinguibles. Un libro que es una lectura de otro libro. Un libro de un libro. "Las existencias menores" trata, lee, recorre, invade, arrastra, inunda, a "Los diferentes modos de existencia", escrito por Étienne Souriau. "Las existencias menores", de 2017; "Los diferentes modos de existencia", de 1943.

Sí, por supuesto, habría que leer los dos, y otros trescientos también, todos juntos, simultáneamente, encadenadamente. Línea de intensidad suprema trazada desde el otro lado de la cordillera. Una muñeca rusa, el adentro del adentro del adentro, el afuera del afuera del afuera... Esta línea nos acompañará siempre, como Pepe Grillo, en caso de desbarrancamiento o de eternización. Empecemos caminando, antes de volar. Probemos un bocado, y luego, tal vez, otro. Así también se dice el llamado de/en esta oportunidad.

Coordenadas (cada une es un mundo, un cosmos, un universo paralelo. Alinear-nos/les es una empresa para la que no estamos preparades o equipades. Hemos de apostar a la fuerza de aquello que nos hizo olfatearnos en primera instancia):

- Siete encuentros: hemos de proponernos comprender que la eternidad es un estado sobre el cual sobrevolamos sin necesidad de estas excusas/exclusas. Simétricamente, por lo tanto, estas exc(l)usas nos invitan a un funcionamiento, a cumplir una función específica para usos impensados. Si hemos de prolongar nuestras fuerzas conjuntas, será sólo respondiendo a emergencias (algo que emerge) que nos vinculen en un sentido equiparable.

- De hasta tres horas: el gobierno de sí empieza por el cuidado de sí. Nuestros ojos, nuestros tiempos, nuestras cabezas y lo que ellas alojan, nuestras gargantas y su lubricación, nuestras tuercas y nuestros tornillos también necesitan intervalos de actividad y reposo.

- Domingos, quincenal: una voz que se alzó desde un castillo mágico sacude una fibra al decir que podríamos conjurar una normalidad afectiva con un experimento. Nos sentimos interpelades. 14 y 28 de junio, 12 y 26 de julio, 9 y 23 de agosto, y 6 de septiembre.

- Lectura previa: compromiso vinculante, manos al centro. Une para todes, todes para une. Recirpocidad y cuidado del otro. De no haber lectura, no debiese haber encuentro.

- Variación infinita del centro de resonancia: función salvavidas. Todes habremos de llegar afectades por el texto en diferentes sentidos. En ocasiones, es difícil empezar (cómo hace la lluvia, para empezar así como así...?). Une, cada vez une diferente (jamás condenade, jamás obligade, jamás jamás), encarnará lúdica y creativamente, no por eso descuidada ni irresponsablemente, la función salvavidas. Juegos, espejos, imágenes del pensamiento, ecos cóncavos y/o superficies convexas podrán ser sus herramientas... Les demás habremos de confiar en esta función y, como en flotación marítima, nos entregaremos desde nuestras experiencias concretas de lectura a la marea propuesta...

Sabemos que aún falta una coordenada muy especial. Esta manada que componemos es tal también porque habitamos tiempos diferentes (en muchos sentidos también). E, P, M y M en un huso horario, M en otro, L y el escribiente en otro. Complejidad importante. Y, ¿entonces? Silencio que se espesa como llenando el aire de la habitación...

Empecemos cuando sean las 10am en Chile, las 11am en Argentina, las 4pm en Alemania.

Lo hemos intentado. Pero lo podemos siempre intentar mejor. Eso sí, que los intentos de hacer, no se nos vuelvan más que el hacer mismo.

Les abrazo con ganas de saber qué les habita tras este señuelo.>>

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1.
En nuestro primer encuentro, domingo 14 de junio, emprenderemos un navío del que poco podemos prever. Pero una cosa es cierta, para llevarnos de la costa a la primera marea, contamos con un kybernetes compartido: P y M propenderán, no por "perseverar en el Ser" sino por hacernos habitar, de alguna manera necesariamente extraña y mágica, su mirada y los recorridos que desde ella trazaron sobre el material compartido. Es nuestra responsabilidad, la de les demás, llegar bien equipados para la travesía! Salud, y buena mar!


"Uno no existe por sí mismo; solo existe realmente haciendo existir otra cosa." (p. 21)



2.
Segunda juntada. El primer encuentro no nos permite ubicarlo en el pasado, y revolotea a través del aire demandando un lugar menos habitual. Superficie, fondo no profundo, camino, arena que es terreno tanto como que se nos mete entre los dedos cada paso. Y ahora, ¿una taxonomía, un levantamiento de fronteras, una clasificación? ¿Acaso es posible aislarles? Una transgresión nos convoca el domingo 5 de julio a seguir las migajas que nos promete galleta, bajo la batuta de L. Trabalenguas, laberintos; trabalenguas laberínticos... ¿cómo se sortea la tempestad en el laboratorio?


"Instantáneas de la calle; hay dos tipos en la esquina: uno hace una seña, el otro que se va..." (Páez)



3.
Tercer round. ¿Cómo se percibe? ¿Acaso "se" percibe? ¿Qué se percibe? E baila. Se desliza, y traza deslizamientos que hacen que el lugar de origen y de destino se entrelacen y confundan. Que se nos confundan. Bailar también tiene que ver con reparar en nosotros mismos, tal vez al precio de aprender a abandonarnos. Lo indecible, lo invisible, etc., exige ser pensado desde órganos que no preexisten. Allá vamos, E!





4.
Entre la percepción y la creación, se sospecha a sí mismo el problema del estatuto existencial del virtual como existente. Todos sabemos de lo que hablamos, pero también sabemos muy bien que no se puede hablar de ello. Sin embargo, perseveramos en la imposibilidad. Por necesidad, por terquedad, por ahogamiento. Idas y venidas entre el ser-convocado-por y el no-ser-sino-utilizado-para. El alma, el alma es lo que resolverá las ecuaciones pendientes. C al frente.

"El virtual es un virus, el virus un virtual; (de y hasta) dónde, cómo, cuándo y hasta cuándo, son territorios compartidos: una maravilla, un horror!"



5.
Ella se mueve en el escenario antes de que el escenario sea escenario, pero no exclusivamente. Ella hace de las bambalinas un umbral necesariamente franqueable. Ella enseña, porque acompaña. Acompaña, porque aprendió. Ella y su cuerpo, en una relación mundana y silenciosa. Ella se emociona y tiene apuntes de muchas cosas. Ella, M, será la encargada de señalar las pistas a propósito de la creación allá en la nube de los viruales.

"Anáfora - intensificación - apropiación // instauración // creación - formalización // fundar..."



6.
Todo final es una suerte de comienzo. Todo comienzo dice entrelíneas un final. Predecesores necesarios, que sólo emergen en el ejercicio de trazar lo que llama a ser trazado. No se puede decir del último peldaño que sea el último, puesto que no termina allí nada más que uno de los trayectos. P y M nos vuelven a invitar a seguir sus pasos; allí, nos adentraban en las aguas del potencial naufragio, aquí, nos llevan a la orilla tras la odisea. Tener, no tener, poseer, no poseer, ser poseído por; todo ello como coronación de un camino que nos ha obligado una y mil veces a re-formular nuestras preguntas.

"Aparecer - desaparecer - reaparecer"



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