Michel Onfray es un tipo curioso. Su biografía, como su trayectoria intelectual, están atravesadas por líneas que distan mucho de parecerse a la norma o a los estándares. Si bien es al mismo tiempo un francés, blanco, estudioso, etc., ha sabido habitar esas molaridades de una forma crítica y controversial.
Sólo con las ganas de acercarnos a su pensamiento, nos propusimos leer "de un tirón" uno de sus libros. Uno, entre casi un centenar. En "La fuerza de existir. Manifiesto hedonista" (original en francés de 2006 y publicado en español en 2008), como él mismo lo presenta, encontramos una suerte de balance general de las líneas más fuertes de su pensamiento y, al mismo tiempo, un esbozo de algunos de los caminos que se abren a partir del recorrido ya trazado. Un balance que en su reescritura no sólo resume sino que se reformula, se sintetiza con elementos relativamente novedosos, actualiza críticas agudas, etc. Un esbozo que coquetea con y en terrenos peligrosos del pensamiento contemporáneo y de la cultura.
En diez encuentros (necesariamente virtuales) celebrados entre mediados de noviembre de 2020 y el comienzos de abril de 2021, recorrimos este libro polémico. Un libro potente en muchos sentidos, con momentos de altísima intensidad emocional y brillo y agudeza del pensamiento, pero también con secciones extrañamente imprecisos, donde pareciera que la rigurosidad menguaba en favor de una escritura más bien experimental, irónica o sarcástica. Por momentos, un libro parado en la tierra, que nos permitió y nos invitó a hablar en primerísima primera persona y por lo tanto a animar diálogos aterrizamos, actuales, urgentes (pero también anecdóticos, definitivamente vitales); por otros, sobrecuellos eruditos que resultaban autopavoneos extraños y desconcertantes.
Nos enamoramos de él, nos casamos con él, nos divorciamos de él, lo enviudamos. Y así queda Onfray, y este libro recorrido en conjunto, como una invitación a un gesto: el de no cesar de incomodar(nos) en lo más profundo, el de procurar siempre visitar caminos recónditos, inhóspitos. A una actualización de un nietzschanismo extremadamente vital, y quizá por eso tan inasible en primera instancia. De Onfray nos llevamos ese gesto y sus consecuencias, una suerte de angustia que, lejos de hundirnos en la desesperanza, nos invita y casi nos obliga a hacer, a seguir...
Esta maratón fue compartida con Paula, Mateo, Eugenia, Lucía..
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